Analisis sobre inflación
La inflación es el método por el cual el capital expropia la riqueza del trabajador. Goza de todas las libertades que el mercado le otorga para “remarcar precios todos los días”, como confesó el CEO de La Anónima,
Federico Braun, y así reapropiarse del capital emitido en concepto de salario. El Estado no hace nada porque se beneficia de la inflación: el fisco recauda por cada actividad económica que se realiza en el país, por lo tanto, una suba en el precio del producto amplía el margen de ganancia capitalista y le corresponde un aumento en la recaudación fiscal. Además, la hiperinflación (6% mensual = 100% anual) significa, de hecho, un recorte del presupuesto en áreas esenciales como trabajo, salud, vivienda, educación, jubilaciones, obra pública.
Sin embargo, los políticos profesionales y los comentaristas mediáticos argumentan que el problema sigue siendo el déficit fiscal cuando en realidad encubren que la mayor emisión monetaria no tiene por destino la inversión pública sino el pago de intereses a los bancos a cambio de tener inmovilizados sus fondos en instrumentos financieros (leliqs, notaliqs y pases pasivos) en el BCRA: más de 5 billones de pesos al año. Es decir; ¿El mayor gasto del Estado se debe a la inversión en actividades productivas que generan trabajo, o a laconstrucción de viviendas, hospitales y escuelas? ¡No! Se debe al pago de intereses a los bancos por hacer absolutamente nada. Verdaderos parásitos que viven sin laburar gracias a la renta del capital.
El lucro y la ganancia no alcanzan para explicar tanta violencia que se comete contra el Pueblo trabajador.
La depresión en el consumo interno que provoca la inflación no resulta en significativas ganancias para el capital porque el mercado interno argentino ya es pequeño en comparación a la producción: la población consume apenas el 8% de los que se produce en el país, el 92% restante se exporta y factura en dólares, maximizando el lucro. La Argentina es un país pensado hacia afuera, bate récords en exportaciones y aumentando solo un 2% para el consumo interno alcanzaría para vivir bien. Entonces, ¿por qué tanta saña contra el Pueblo argentino?
No es el dinero lo que moviliza estas operaciones, sino el poder de coerción política. La hiperinflación como principal mecanismo de ajuste fiscal es recetada por el FMI, a causa del empréstito que solicitó el gobierno de Macri y convalidó el de Fernández, y busca inmovilizar a la Argentina para asegurar el dominio de EE.UU sobre los recursos estratégicos nacionales: litio, acuíferos, alimento, gas, petróleo. Es un mecanismo de disciplinamiento y opresión. Por lo tanto no existe dificultad técnica, estamos frente a un conflicto 100% político. En consecuencia no alcanza con regulaciones o medidas de fiscalización. El capital se burla de todas ellas porque ejerce el control logístico y financiero de los mercados. Hace falta un cambio de mando. El comercio exterior y la banca debenvolver a manos del Estado. Entonces; ¿Qué pasaría?
Lo primero que sucederá es que importadores y exportadores quedan aislados del acceso a las divisas extranjeras y subordinados al tipo de cambio que establezca la autoridad competente. Así, el poder de la Nación se sobrepone al de las multinacionales y sus actores locales. Todas sus ganancias y su acumulación se harán en moneda local y, a menos que las inviertan rápidamente, quedarán expuestos al riesgo inflacionario (como todos esos pobres a los que tanto detestan). De esta sencilla manera, la oligarquía terrateniente y la unión importadora argentina, en vez de estar a favor se ponen en contra de la inflación (a la que le deben parte de su fortuna de partida pero no le deberán más que heridas y licuación de ahorros en el futuro) y presurosas por invertir.
Lo segundo que sucederá será que la especulación financiera ya no les será posible. Sin el manejo de las cuentas bancarias de la población en general (lo que les permitió vivir de rentas, sin producir) no podrán fijar ni alterar las tasas de interés. Quedan fuera de juego. Su accionar se restringe a la producción de bienes y servicios(si no los expropiaron) y nada más. Ya no pueden especular con renta sobre el capital como antes (préstamos usureros, inflación galopante, bicicletas financieras varias). Tienen que producir sí o sí.
Lo tercero en suceder, pero no por ello menos importante, es que el garante del comercio exterior es el estado y no ya las multinacionales. El poder de regulación/apropiación/acumulación se socializa. Nunca más la plaza financiera esperará la liquidación de divisas de las entidades exportadoras, ni la presión inflacionaria así lograda se ensañará con la moneda local. El poder soberano del Estado será el responsable en ambos casos.
Cuarto hecho será la preeminencia del mercado interno por sobre toda injerencia externa. Con poder suficiente, el estado podrá regular/promover/ejecutar la sustitución de importaciones. Aprovechando todas las ventajas de los factores de escala y la protección indispensable de la industria nacional, las pymes de hasta 2.000 trabajadores tendrán un amplio campo de desarrollo y crecimiento a su entera disposición. Expropiada la timba financiera y la subfacturación-expo/sobrefacturación-impo, el único territorio de acumulación de riqueza es el propio, y todas las cuentas están en moneda nacional. A la lona con las cuentas de ahorro en divisas.
Quinto hecho (por ahora, no final) es la creación del pleno empleo al que nacionalización de la banca y comercio exterior coadyuvan profundamente. Con los desocupados antes mantenidos solidariamente y ahora con trabajo, produciendo cada uno de ellos por lo menos lo que consume, la carga social baja y la productividad sube en un mismo acto. El poder de sustituir importaciones crece y el mercado interno también.
A este ataque brutal por parte de multinacionales y bancos amparados por el avance imperialista de EE.UU se lo enfrenta con una ofensiva profunda y determinante. Basta de dar lástima y rogar misericordia a los genocidas del mundo. Se nos va la vida y la injusticia campea impunemente por nuestra Nación que clama por un poco de vigor patriótico. No se duda cuando se lucha por la vida, porque la otra opción es una lenta agonía. Rusia y China son claros ejemplos positivos de lo que el manejo del comercio exterior y la banca significan. El bienestar cierto de sus Pueblos, el pleno empleo y la industrialización jamás habrían sido alcanzados sin el manejo estatal del mercado interno, la acumulación de capital y el desarrollo empresario.
Bárbara Solernou